CERRADO POR VACACIONES... Y SIN GIMNASIO

Antes de finalizar el curso  pedimos a los alumnos que escribieran una carta, dibujo... pidiendo que nos hicieran el gimnasio. Recogimos más de cien cartas y se las hemos enviado al Consejero de Educación, para que no se olvide que seguimos esperando un gimnasio para nuestros hijos. Nos da igual que sea grande, pequeño, más bonito o más feo, pero queremos nuestro gimnasio. Nos lo prometieron, y como decía un profesor que tuve en el instituto: "no me lo pagarás nunca, pero me lo deberás siempre".
Aquí debajo está la carta que hemos adjuntado con las que escribieron los alumnos y que hemos mandado al Consejero:

            Sr. Consejero, le remitimos las cartas de cien alumnos de nuestro colegio por las que le recuerdan que carecemos de las condiciones mínimas necesarias para poder impartir la asignatura de educación física. Desde el Ampa animamos a los alumnos a final de curso, para que a su manera le transmitiesen sus experiencias a este respecto, y hemos esperado al periodo previo a las vacaciones para mandárselas, suponiendo que estará menos ocupado. A pesar de que su tiempo será muy valioso, le animamos a leerlas, no se tarda mucho, y están llenas de verdad, por encima de lo que los adultos opinemos en casa.

            Cuando nos entrevistamos con usted adquirimos el compromiso de recordarle esta necesidad de forma periódica, y en eso estamos. Usted conoce que existe un compromiso del presidente autonómico con nuestro colegio, a través de la palabra dada al Alcalde de Cuéllar, hace más de cinco años, y aunque entendemos que es un compromiso mucho más caro que el nuestro, en eso no están ustedes.

 Existe, si nos lo permite un refrán castellano que viene al pelo; entre todos la mataron y ella sola se murió, y eso ha pasado con nuestro gimnasio, al presupuestar un complejo carísimo y envidiable, hacer un concurso de proyectos y alargar el tiempo de ejecución de forma innecesaria. El gimnasio pasó a intentar ser la huella de un compromiso, y nosotros solo necesitábamos cuatro paredes, un tejado y una lámpara. Ahora el macroproyecto está bloqueado sine die y tampoco podemos optar aunque solo sea al tejado. No sabemos cuanto tiempo puede durar la credibilidad de D. Juan Vicente Herrera, pero en Cuéllar, se acaba en cada familia de cada alumno que termina primaria en nuestro colegio.

Sr. Consejero, cuatro paredes y un tejado.

Reciba un cordial saludo.